domingo, 9 de noviembre de 2014

Sola

Sola
Nunca has estado, y nunca estarás.  Noto el dolor recorrer mi cuerpo entero. Hueso a hueso.  Me revuelvo un poco en esa cama que no es la mía.  No sé donde estoy, huele raro, huele a hospital.  Huele a limpio, a muerte.  Abro los ojos poco a poco, los párpados me pesan toneladas y cuando la luz entra en mis ojos parece como si no los hubiese abierto en meses.  Veo a mi madre sentada en una silla, intentando peinar mis impeinables rizos. Parece mayor, mucho mayor, como si en un día hubiese envejecido 20 años. ¿Qué día es hoy? 4 de octubre de 2011. Oigo a mi madre sollozar. Cuando mi madre me mira y ve que he abierto los ojos llora mucho más fuerte y me abraza con todas sus fuerzas.  Es en ese momento cuando me doy cuenta de que me duele todo el cuerpo. Veo mi pierna escayolada, una venda alrededor de mi cabeza y un dolor insoportable en las costillas. Veo a los médicos entrar como torbellinos. Me hablan, pero no escucho, solo miro la puerta, esperando verle entrar. Pero no lo hace. Empiezo a reír. Los médicos me miran atónitos. Y mi madre tiene una sonrisa en la cara. Mi madre siempre sonríe cuando me oye reír, dice que me río como una niña chica y que siempre lo haré. Veo a mis hermanas entrar en la habitación. Pero el no está. Nunca ha estado y nunca lo hará.  No recuerdo que ha pasado, todo es muy confuso.  Me dejan sola con los médicos para que me expliquen qué ha pasado.  Hoy no es 4 de octubre. Es 1 de noviembre. Llevo casi un mes dormida. Un mes luchando entre la vida y la muerte.  Estoy viva. Comienzo a reír, pero tengo que parar cuando el dolor de las costillas vuelve a la carga.  Por lo que me dicen, tuvimos un accidente de coche. Iba con mi mejor amiga, Amanda, y su madre. Y un conductor borracho en un camión nos llevo por delante. Yo tuve suerte. ¿Qué suerte? Pero entonces me doy cuenta. A manda, ¿dónde está?  En la UCI. Esta peor que yo, sigue en coma, peor que yo. Comienzo a llorar y pido a gritos que se larguen, que me dejen sola y que vayan a salvarla. Amanda, no me dejes sola.  Noto la puerta abrirse, me tapo la cara con las sábanas, no quiero ver a nadie.  Alguien me coge la mano. Una mano grande y áspera. Vuelvo a llorar, de impotencia, de dolor, pero sobretodo de felicidad.  "Mi niña, no sabes cuánto te quiero. No me dejes por favor, sigue luchando, por ella" me lanzo a sus brazos sin importarme el dolor. Esta aquí, ha venido, ha vuelto. 
Tras un mes más ingresada, por fin me dejan volver a casa, a Tres Cantos. 26 de febrero, vestida de negro me subo en el coche. No lloro, ya no puedo llorar más.  Se ha ido, ha dejado la vida. Ha sucumbido a la muerte y me ha dejado sola. Sola en esta sociedad de mierda.

domingo, 30 de marzo de 2014

Dos extraños entre el frío

Abres los ojos y te arropas un poco más. Piensas que todo ha sido un sueño, un bonito sueño.
Sales de la cama y coges una chaqueta, la que llevabas anoche. Cuando estas bajando a por el desayuno, pasas frente a un espejo, y lo ves. Ves esos puntitos morados por tu cuello, y sabes que no es un sueño.
Pasó de verdad, ayer fuiste feliz. Sonríes, sonríes como una tonta, como un niño pequeño con una piruleta.
Te sientas en la mesa, mientras esperas a que tu café este caliente. Y recuerdas, recuerdas cada minuto del día anterior...

Cualquiera que les viese, vería dos jóvenes riendo, en medio de la calle. Cuando te quieres dar cuenta, están un poco más apartados, donde no hay tanta luz. Ya no comparten sonrisas, ahora son besos. Beben el uno del otro, con pasión, pero sobretodo, con cariño. Poco a poco, se van separando, y él dice una frase que ella nunca olvidará: -Te quiero
Ella no sabe como reaccionar, sus ojos se abren, y  le miran a los ojos, con una sonrisa, dulce, la sonrisa más dulce que os podéis imaginar. Con cariño, sujeta su chaqueta y tira de ella, para besarle, un beso dulce, más dulce que el algodón de azúcar.

La gente de los alrededores no conocen su historia, tampoco lo harán jamás. Pero a los dos jóvenes les da igual. Los dos tienen el corazón acelerado, se quieren, el lo dijo y ella lo demostró.